Comenzó la campaña Iglesia de Todos, enfocada a revertir el déficit en que se encontraba la Iglesia en ese momento, apuntando a solventar tres gastos fundamentales: la formación de los futuros sacerdotes, el cuidado de los sacerdotes mayores y enfermos en el hogar sacerdotal y el apoyo a las parroquias más carenciadas que trabajan en la periferia de la ciudad. Gracias al generoso aporte de más de 3.000 familias, se logró revertir el déficit y hacer frente a estos gastos.